1.- Una banda de paso muy ancha, lo que permite
flujos muy elevados (del orden del Ghz).
2.- Pequeño tamaño, por tanto ocupa poco espacio.
3.- Gran flexibilidad, el radio de curvatura
puede ser inferior a 1 cm ,
lo que facilita la instalación enormemente.
4.- Gran ligereza, el peso es del orden de
algunos gramos por kilómetro, lo que resulta unas nueve veces menos que el de
un cable convencional.
5.- Inmunidad total a las perturbaciones de
origen electromagnético, lo que implica una calidad de transmisión muy buena,
ya que la señal es inmune a las tormentas, chisporroteo...
6.- Gran seguridad: la intrusión en una fibra
óptica es fácilmente detectable por el debilitamiento de la energía luminosa en
recepción, además, no radia nada, lo que es particularmente interesante para
aplicaciones que requieren alto nivel de confidencialidad.
7.- No produce interferencias.
8.- Insensibilidad a los parásitos, lo que es una
propiedad principalmente utilizada en los medios industriales fuertemente
perturbados (por ejemplo, en los túneles del metro). Esta propiedad también
permite la coexistencia por los mismos conductos de cables ópticos no metálicos
con los cables de energía eléctrica.
9.- Atenuación muy pequeña independiente de la
frecuencia, lo que permite salvar distancias importantes sin elementos activos
intermedios.
10.- Gran resistencia mecánica (resistencia a la
tracción, lo que facilita la instalación).
11.- Resistencia al calor, frío, corrosión.
12.- Facilidad para localizar los cortes gracias
a un proceso basado en la telemetría, lo que permite detectar rápidamente el
lugar y posterior reparación de la avería, simplificando la labor de
mantenimiento.
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